El blog de la Biblioteca del IES Rodrigo Caro de Coria del Río

jueves, 26 de abril de 2012

José Antonio Ramírez Lozano visita el IES Rodrigo Caro

El pasado lunes 23 de abril celebramos el Día del Libro de la mejor de las maneras posibles: hablando con un autor sobre una de sus obras pues recibimos en el IES Rodrigo Caro la visita del escritor José Antonio Ramírez Lozano, que charló con los alumnos sobre su libro El tren de los aburridos de la Editorial Edelvives -que hizo posible la visita de José Antonio-, un divertido relato que habían leído previamente con sus profesores de Lengua y Literatura. En la presentación, José Antonio comentaba que su intención era que los chavales pasaran un rato entretenido hablando de libros y queda claro que lo consiguió porque al día siguiente los alumnos se mostraban encantados  con los comentarios del autor sobre su obra.
Ana María Lama, una de las profesoras de Lengua y Literatura de los alumnos que participaron en el acto, nos relata lo siguiente:
«El autor de El tren de los aburridos comenzó la sesión con una defensa de la imaginación y del juego como actividades productivas que espantan el aburrimiento. El tema elegido y su propio discurso fluido, aderezado con una puesta en escena donde el principal objeto transformado por el humor fue él mismo con sus gafas imposibles y las referencias a su cabello, atraparon la atención de los “primeritos”, que escuchaban sin parar de moverse.
Implicó a los alumnos, ya claramente entregados, con una serie de propuestas creativas. Especialmente divertido fue el momento en que explicó y leyó algunos fragmentos de unas recetas insólitas como el “cocido de ceros”. Al día siguiente había un murmullo generalizado sobre lo divertido que había sido aquel hombre: "¿cuándo viene otra vez?, maestra."»
Y es que José Antonio Ramírez  tiene una amplia experiencia en hacer disfrutar a los jóvenes con su ingenioso dominio de la palabra, hablada y escrita, pues ha pasado toda su vida profesional dando clases en diferentes Institutos de Huelva o Sevilla, la mayor parte de ella en el IES Mateo Alemán de San Juan de Aznalfarache; de hecho, varios de los profesores del actual claustro del IES Rodrigo Caro han sido sus compañeros o sus alumnos en otros centros. Todos guardan el más cariñoso de los recuerdos de él como alguien que les enseñó a amar la literatura y la lengua castellana.
Pero además de haber sido un excelente profesor, Ramírez es un prestigioso y prolífico narrador y poeta, ganador desde muy joven de multitud de premios, como el Juan Ramón Jiménez (por su poemario Bestiario de cabildo) o el Claudio Rodríguez en poesía, y el Ateneo de Valladolid,  o el Premio de la Crítica Andaluza en 2010 por Las manzanas de Erasmo (Algaida, 2009).
Por su novela Gárgola fue candidato al premio Nacional de la Crítica y su más reciente galardón lo ha obtenido con su libro de poemas Rosas profanas (Adonáis, 2011), por el que ha recibido el Florentino Pérez-Embid el año pasado. Hace un par de meses ha publicado un nuevo libro de poemas: Las islas malabares (De la luna Libros).
Los dos oficios (¿o es el mismo?) de José Antonio Ramírez convergen en su literatura para jóvenes, en la que también ha obtenido premios, como el Lazarillo con Lengua de gato. Relatos como El tren de los aburridos o Tino Calabacín representan tan bien como sus novelas o poemas el particular universo del autor y su amor por la palabra, que para él representa un juego de agudeza e ingenio.

Os dejamos un ejemplo de Rosas profanas para que conozcáis también  su obra poética.

ARTEMÓN, EL DIABLO
ARTEMÓN  es la usura de la luz, sin embargo
su rendija es la lumbre del renglón en que escribo
las palabras atroces que no atreven mis labios.

Siento con él su cabra patearme los sueños,
recorrer los rastrojos de todos mis tejados.
Su cabra Montesina con la esquila de plomo
que ahuyenta en las callejas el ánima mezquina
de los suicidas ebrios que acuden con sus tarros
de vidrio a la botica por el bicarbonato.

Él es quien me procura los pétalos de azufre
que quemo en la indulgencia venial de mis manos.
Él es quien me asoma al ojo terrible del embudo
por el que miro el mundo, por el que escucho el largo
sermón de sus miserias, el clamor de sus turbas,
la oscura letanía de sus acantilados.

Príncipe del hollín, tú que coges mi mano
cuando escribo y me mojas la pluma en esta tinta
oscura con que enhebra la sombra el garabato
que ovilla el mundo, tiéntame, no me dejes caer
en la rancia virtud de los tibios de espíritu.

Llévame a lo más alto del templo y muéstrame
la vida del revés, lo que nunca los hombres
contemplaron, el don de poseerlo todo
con sólo la palabra. Tú que atento, al oído,
de niño me advertías que la belleza estaba
siempre en la tentación, jamás en el pecado.
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